Paula me había pedido que escribiera este cuento en el blog así que, después de días de olvido, acá está:
Un trozo blanco en la página serà para usted un intervalo, apenas un puente que une mi letra de ayer con mi letra de hoy pero es solo que no encuentro palabras para describir lo que pasó entre ayer y hoy. Aunque tengo que escribirlo ya que no puedo mantener este secreto, después de todo, se lo debó a él.
Volvíamos de una fiesta de quince de una amiga y era muy tarde, así que estabamos muy cansados y no veíamos adonde íbamos. Después de quince minutos de caminar pregunté:
- ¿Dónde estamos? -
- Ni idea - Respondió Francisco
- Es la calle Billinghurst -
- Billinghurst.... ¡¡¡eso es en Palermo!!! Tenemos que ir a Recoleta -
- Ojalá tuviéramos un "transporta-personas" para ir sin caminar -
- Si -
Ahí me di cuenta de que mi cordón estaba desatado así que me agaché junto a la pared y Fran siguió caminando. En ese momento veo que dos personas pasaron junto a mí sin verme. Tenían pañuelos verdes en los bolsillos, signo de una banda del área. Me quedé en las sombras para ver que pasaba.
- ¿Francisco Ibañez? - Dijo uno de los mafiosos, al acercarse a Fran.
- Si, soy yo... ¿quiénes son ustedes? -
- Deberías pagar tus cuentas pibe -
Ahí el mafioso sacó un arma y le disparó cinco veces. Yo quedé congelado mientras veìa a Fran caer.
- Cuenta saldada - dijo el otro mafioso.
Ahí me entró el pánico de que me vieran pero después pensé:
- Tal vez ni se fijen en mí, atareados con el cuerpo que conviene llevarse pronto -
Pero no se lo llevaron. Lo dejaron ahí. Decidí seguirlos.
Quince minutos después llegamos a una casa en Arenales y ellos entraron ahí. Yo sabía dónde vivían pero me aterré otra vez. Quizá sabían que los seguía y ahora me iban a matar, así que corrí.... corrí y corrí sin parar hasta llegar a mi casa. Pasé encerrado cuatro días con miedo pero nunca vinieron pero sé que ellos saben y vendrán, por eso escribo esta carta y no se lo digo en persona, comisario que lea esto, porque me voy a ir y no voy a volver pero tiene que haber justicia.....
Por favor, atrápelos,
Guillermo, con miedo
Un trozo blanco en la página serà para usted un intervalo, apenas un puente que une mi letra de ayer con mi letra de hoy pero es solo que no encuentro palabras para describir lo que pasó entre ayer y hoy. Aunque tengo que escribirlo ya que no puedo mantener este secreto, después de todo, se lo debó a él.
Volvíamos de una fiesta de quince de una amiga y era muy tarde, así que estabamos muy cansados y no veíamos adonde íbamos. Después de quince minutos de caminar pregunté:
- ¿Dónde estamos? -
- Ni idea - Respondió Francisco
- Es la calle Billinghurst -
- Billinghurst.... ¡¡¡eso es en Palermo!!! Tenemos que ir a Recoleta -
- Ojalá tuviéramos un "transporta-personas" para ir sin caminar -
- Si -
Ahí me di cuenta de que mi cordón estaba desatado así que me agaché junto a la pared y Fran siguió caminando. En ese momento veo que dos personas pasaron junto a mí sin verme. Tenían pañuelos verdes en los bolsillos, signo de una banda del área. Me quedé en las sombras para ver que pasaba.
- ¿Francisco Ibañez? - Dijo uno de los mafiosos, al acercarse a Fran.
- Si, soy yo... ¿quiénes son ustedes? -
- Deberías pagar tus cuentas pibe -
Ahí el mafioso sacó un arma y le disparó cinco veces. Yo quedé congelado mientras veìa a Fran caer.
- Cuenta saldada - dijo el otro mafioso.
Ahí me entró el pánico de que me vieran pero después pensé:
- Tal vez ni se fijen en mí, atareados con el cuerpo que conviene llevarse pronto -
Pero no se lo llevaron. Lo dejaron ahí. Decidí seguirlos.
Quince minutos después llegamos a una casa en Arenales y ellos entraron ahí. Yo sabía dónde vivían pero me aterré otra vez. Quizá sabían que los seguía y ahora me iban a matar, así que corrí.... corrí y corrí sin parar hasta llegar a mi casa. Pasé encerrado cuatro días con miedo pero nunca vinieron pero sé que ellos saben y vendrán, por eso escribo esta carta y no se lo digo en persona, comisario que lea esto, porque me voy a ir y no voy a volver pero tiene que haber justicia.....
Por favor, atrápelos,
Guillermo, con miedo
No hay comentarios:
Publicar un comentario